Hoy la tarde solar me
regaló una luz poliédrica que cortaba los edificios de la Playa de
San Juan justo en la nitidez de sus aristas. Un cuadro cubista en 3D
en mi Alicante querido. En el trabajo (curro en la oficina de una ETT
que me contrata con sueldo de ettista auténtica) me dieron
día libre para “ajustar las horas con los días...bla, bla, bla,
bla”. En fin, que pude ver el sol del martes como hace mucho tiempo no disfrutaba.
Desayunando en la
cafetería del Tinet mi tostada con tomate y mi té verde, me papé
La Verdad completa y me hice el sudoku por la patilla. Leí con
gran alegría que en la misma Playa de San Juan se construiría un
centro comercial de 3ª categoría (esto quiere decir con
supermercado, que, como se podrán imaginar, no será otro que un
Metadona). No es que me encante la idea, pero es una ampliación del
campo de batalla para llevar a mis padres a pasear cuando llegue la
gota fría. El Pere, mi compañero de mesa en la oficina, dice que
eso es bueno; que los ecologistas darán mucho por el cul,
pero que España se va al carajo si no hacemos estas cosas. “Mira,
guapa, que el personal no quiere Eurovegas porque es la ley de
Oklahoma puesta en Madrid; que no quiere sacar el petróleo canario
que está a 60 kilómetros de la costa porque jode el medio ambiente
de la isla (y al final se lo llevará el moro)... no, aquí sólo
queremos que se instale Google y, además, si hay que pagar para
eso, se paga y punto. ¡Anda ya, xiquet! ¡Que están los tíos
tirándose por la ventana!" Pere es un señor engominado que parece
que hereda los abrigos de un hermano que le dobla en peso y en
altura. Ama Italia gracias a Ryanair, que lo deja caer por allí
cuando pilla billetes a 25 pavos ida y vuelta. Lo hace todo en el
trabajo: los encuentra, los compra y los imprime. “Un día te vienes
conmigo, Mariluz, que te vas a enterar de lo que es la Bella Italia
de verdad”. Me horroriza. Me mira los pechos con un deseo canino
cada vez que me habla. Pienso que cree que el resto de mi busto es un
mero estorbo y que las tetas escuchan con devoción monjil su verbo
grasiento y chulesco.
Sospecho que la vida
embalsamada de estos centros comerciales es una metáfora a lo grande
de sus usuarios, como los hombres-estatuas lo son del momento en el
que vivimos: ganar dinero sin hacer nada, esperar a que el sustento
venga de alguien que, por el mero hecho de que estés ahí plantado,
ya te suelta la pela. En fin, que me voy al camastro porque mañana
el Pere espera tempranito a las dos compañeras silenciosas que cuelgan de mi
busto. Bona nit, amics.
Qué prolijidad en este blog, estimada Mariluz, y cuánto daño hace a la imagen de la mujer y su dignidad esa mención a tus propios pechos, o tetas, como los llamas más adelante. Muy bien ese análisis agudísimo del centro comercial (por ti me llega la primera noticia), pero tu inteligencia femenina se empaña con esas referencias sexistas imperdonables. Querida, el sexismo anida en todos lados, y también dentro del propio sexismo. Ojito.
ResponderEliminarPues a mí me ha puesto malo... casi con fiebre solo de imaginarla...
ResponderEliminarBufff, Mariluz, Mariluz.
Lali, ¿entrecomillando «tetas» habría salvado el sexismo del término? Pues no sé, hija, yo no lo veo. Domingas, lolas, brevas, pimientos, perolas..., yo a las mías las llamo por su hipocorístico. De todas formas, si andas por alicante, podemos quedar para tomar un té, guapetona.
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